Al igual que existe una Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración de los Derechos del Niño es igual o más importante. Esta no llego hasta 1959, once años después que la declaración de los derechos humanos. En ella, se establecían 10 derechos:
- Derecho a la igualdad, sin distinción de raza, religión, idioma, nacionalidad, sexo, opinión política.
- Derecho a tener una protección especial para el desarrollo físico, mental y social.
- Derecho a un nombre y a una nacionalidad desde su nacimiento.
- Derecho a una alimentación, vivienda y atención médica adecuada.
- Derecho a una educación y a un tratamiento especial para aquellos niños que sufren alguna discapacidad mental o física.
- Derecho a la comprensión y al amor de los padres y de la sociedad.
- Derecho a actividades recreativas y a una educación gratuita.
- Derecho a estar entre los primeros en recibir ayuda en cualquier circunstancia.
- Derecho a la protección contra cualquier forma de abandono, crueldad y explotación.
- Derecho a ser criado con un espíritu de comprensión sexual, tolerancia, amistad entre los pueblos y hermandad universal.
Estos derechos son inalienables e irrenunciables, por lo que nadie puede quebrantarlos y todos los niños del mundo los tienen. Pero, ¿esos derechos son reales? Según UNICEF, 19000 niños mueren al día por causas como el hambre o enfermedades que podrían evitarse con el acceso a una atención sanitaria de calidad. Este simple hecho viola algunos de los derechos mencionados. Y no sólo se violan el derecho a una alimentación y asistencia médica, por ejemplo, los niños de Siria que han viajado a Europa para escapar de la guerra que asola su país ven como prácticamente todos sus derechos se les han sido negados.
Por encima de las cuestiones políticas o económicas, todos tenemos que tener claro que los niños son niños, son las personas más vulnerables de la sociedad, debemos protegerlos y cuidarlos. Esto debemos aplicarlo a todos los niños, no sólo a los que nos rodean.
Desde mi punto de vista, actualmente hemos llegado a establecer una serie de derechos que todas los niños deberían tener. Sin embargo, el problema no estaba, cómo se ha creído tanto tiempo, en definir qué y cuáles eran esos derechos, sino en hacer que se cumplieran. No podemos hablar de estos derechos y sus características si están siendo incumplidos en todos los países del mundo. Una de las grandes metas que le queda a la humanidad es conseguir que todos seamos conscientes de nuestra igualdad, de que todos hemos sido niños y al igual que hemos disfrutado de esos derechos, el resto de niños del mundo también debe disfrutarlos. Sólo cuando todo ser humano, de manera individual, respete la Declaración de los Derechos del Niño y haga todo lo que esté en su mano para su cumplimiento, esta se convertirá en una realidad mundial. Y lo mismo debe suceder con la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Como futuros docentes, una de nuestras responsabilidades es enseñar a los niños sus derechos y educarles en igualdad para que entiendan que son los mismos para todos los niños del mundo, por lo que teneos que luchar todos juntos para que se cumplan.
Referencias
Derechos del niño, (s.f.). En Wikipedia. Recuperado el 11 de mayo de 2016 de: https://es.wikipedia.org/wiki/Derechos_del_ni%C3%B1o
Declaración de los Derechos del Niño. (1959). ONU. Recuperado de: https://www.oas.org/dil/esp/Declaraci%C3%B3n%20de%20los%20Derechos%20del%20Ni%C3%B1o%20Republica%20Dominicana.pdf
Humanium. Declaración de los derechos del niño, 1959. Recuperado de: http://www.humanium.org/es/declaracion-1959/
Unicef. Recuperado de: https://www.unicef.es/